Mar. Lluvia. Lágrimas. Se siente perdida. Rara. Diferente.
Al borde del acantilado, el frío gélido de un amanecer de enero rasgaba su cara. Junto a los fuertes choques de las olas sólo se oía el tiritar de sus dientes. La lluvia traicionera empezó con un ligero diluvio, pero en ese instante se podían divisar dos tipos de mares en el orizonte, uno que caía con fuerza del cielo y otro que chocaba bruscamente contra las rocas.
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Adelanta un paso más y apenas unos quince centímetros hay hacia la caída libre con rocas puntiagudas al fondo. Se creía cobarde por hacer lo que estaba haciendo... pero no será la primera ni la última que lo haga... En una época en la que la mujer era un objeto, no tenía voz ni voto, podía ser maltratada y golpeada por su marido y se vería cómo algo normal...
Pero, esa misma mañana, mientras el camisón se deslizaba por su níveo cuerpo para tomar un baño, se observó en el espejo y no se reconoció. ¿Qué fue de aquella joven fogosa y risueña que había visto hace poco con el vestido de bodas? ¿Qué eran esos moratones marcados en diversas partes de su anatomía? ¿Qué era ese rostro demacrado de arrugas y ojeras? ¿Y desde cuándo su pelo oscuro como la noche contaba con partes blancas? No se reconocía a si misma, y se odiaba por ello. Mil veces se prometió que saldría adelante, y mil veces que fue "derrotada". El maltrato físico y psicológico por parte de su recién estrenado marido era constante, y no podía pedir ayuda a nadie. El primer día le lloró a su madre contándole su situación. Pero en pleno siglo XII, en vez de llamar a la policía como hoy en día, se le da una bofetada a la hija y se le dice que tiene que aprender a vivir con ello como algo natural.
<Sin decir nada más dió el paso definitivo hacia el océano.
Muchas gracias por leerme, besos cibernéticos.
Roseh_Gium
Me encanta!! Es muy bueno :D
ResponderEliminarun besin!! ^_^
Muchas gracias Britanicou :)
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